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Casi con toda seguridad, la institución más antigua de la ciudad de Zaragoza que ha llegado hasta nuestros días es la Acequia de Almozara, y esto es así, como se puede ver en este libro, porque fue una de las instituciones que se creó para sustentar la nueva urbe, con el fin de propulsarla desde sus sólidas pero oscuras raíces celtibéricas hacia la historia universal. Monumento milenario a la civilización, este carácter está encarnado por el Capítulo de Herederos del Término de Almozara, cuya fundación se remonta a la reconquista cristiana, pero que ya está sólidamente establecido en época romana. En este libro se abordan los orígenes de la Acequia de Almozara y de la Casa del Azud, así como la vida en torno a ella, convirtiéndose en un homenaje a los herederos de Almozara.