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Este libro estudia la ordenación urbanística y la política de vivienda en la Zaragoza de la Guerra Civil y el primer franquismo: dos decenios en los que la clase dirigente local acometió un programa de reforma y expansión urbana de magnitud pasmosa, íntimamente vinculado con el clima político y económico que constituyó su caldo de cultivo. Se analizan realizaciones como la apertura de la plaza del Pilar (1937), las ordenanzas generales de edificación (1939), el plan de reforma interior (1939) o el anteproyecto de ordenación general de Zaragoza (1943), instrumentos mediante los cuales las autoridades impusieron al tejido urbano mutaciones radicales para abortar revueltas sociales como las acaecidas durante la monarquía alfonsina y la República, y liberar la rentabilización del patrimonio inmobiliario de los escollos que habían hecho fracasar anteriores proyectos de gran alcance. Se establecieron así los fundamentos objetivos y subjetivos del desarrollo a largo plazo de la ciudad de Zaragoza.