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El impulso industrializador que demandaba la economía del progreso en la mentalidad ilustrada se plasmó, durante el reinado de Carlos III, en obras de ingeniería como la construcción del Canal Imperial de Aragón. Esa emergencia de la economía política como instrumento de gobierno frente a los dictados de la religiosidad tuvo su momento álgido en la última década de ese reinado. Este libro somete a revisión la combinación de factores y circunstancias que, a finales de la década de 1870, enlazan a Ramón Pignatelli con Francisco de Goya mediante el encargo de unas pinturas para el Canal Imperial de Aragón. La revisión de documentos de archivo, la datación de la Inmaculada Concepción que ocupó la capilla del Canal en el acueducto del Jalón y la identificación del arquitecto del Canal, Fernando Martínez Corcín, como autor de las traza del proyecto de la iglesia de San Fernando de Torrero son los ejes que articulan este estudio.