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Diez años antes de fallecer, Juan II, Rey de Aragón y Navarra, determinó hacer testamento. A la postre, esta fue su última voluntad, que es fuente inestimable para el conocimiento del soberano, pues no sólo se dictan mandas, sino que se muestra una cierta reflexión sobre sus logros y las aspiraciones no alcanzadas. Redactados en latín, estos documentos habían permanecido inéditos hasta ahora. Este libro, que incorpora la transcripción de los testamentos y codicilos de Fernando I y Juan II, se centra en los aspectos artísticos y ceremoniales de la corte aragonesa en el siglo XV.