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A finales del siglo XIX el mundo estaba en ebullición. Las ideas de Darwin entran lentamente y las exposiciones universales mostraban los inventos destinados a cambiar la vida. Los más avanzados intentan enseñar y convencer a sus contemporáneos de la capacidad de las ciencias naturales para solucionar problemas y mejorar la vida. Uno de ellos fue Odón de Buen, hombre en la vanguardia de su tiempo. En 1887 comenzó una serie de artículos, que ahora componen este libro, escritos como cartas a un amigo de su pueblo, en los que trata de ponerle al día de los avances en biología y sacar, de ellos, conclusiones sociales, lecciones para aprender y progresar.