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La Máscara es una figura entrañable de compleja comprensión por su dual comportamiento ante el vecindario, pues unas veces es vituperada e injuriada y hasta apedreada o amanzanada y en otras es requerida para solicitar su protección y amparo. Su actitud ha variado poco en los últimos ciento veinte años. Durante dos días, en los fastos en honor a San Blas, aparece en público por las calles de Ateca para regocijo y terror de los muchachos, con su traje de franjas verticales rojas y amarillas terminadas en picos, el gorro, los cascabeles y las cintas, así como el sable y la "cobertera" para protegerse. Este libro muestra los entresijos de esta fiesta popular, profundamente arraigada, que llegó a ser prohibida y que ha debido suavizarse obedeciendo a nuevas costumbres que se han impuesto a las propias.