La reconstrucción de la iglesia de Santa María la Mayor de Épila en el siglo XVIII supuso la demolición del panteón dinástico que Lope Ximénez de Urrea, III vizconde de Rueda y virrey de Sicilia, había fundado allí por vía testamentaria. De la destrucción se salvó, por fortuna, la magnífica tumba gótica de don Lope, reubicada en el nuevo templo alterando su disposición original. Entre 2009 y 2010 la Institución «Fernando el Católico» procedió a extraer el sepulcro del retablo-epitafio que lo albergaba para disponerlo en una posición exenta que evoca la que exhibía en el panteón medieval y que ha permitido recuperar la decoración escultórica oculta. Ello ha propiciado tanto su limpieza en el marco del Plan de Restauración de Bienes Inmuebles de la Excma. Diputación de Zaragoza como la publicación de la presente monografía en torno a dicha sepultura y su propietario.